1950.Centenares
marchan en Bilbao al grito de “Nuestro orgullo no está en venta” para
celebrar el Día Internacional de la Liberación LGTB+ 2018
Centenares de personas han marchado por las calles de Bilbao convocadas
por la Coordinadora 28J de Bizkaia al grito de "Nuestro orgullo NO está
en venta" para conmemorar el Día Internacional de la Liberación LGTB+
bajo el lema "Mujeres en activismo LGBT+" y para recordar el 40º
aniversario (1978) de la primera manifestación en Bilbao por la libertad
sexual.
COMUNICADO
Hoy queremos echar la vista atrás, no
solo en este último año, sino también en el largo recorrido histórico
que hemos creado las mujeres bisexuales, lesbianas y trans dentro del
colectivo LGTB+ en la militancia, y especialmente aquí en Euskal Herria:
la visibilidad del movimiento LGTB+, la presencia de los colectivos y
la reivindicación política de los mismos llevada a las calles durante 40
años, la defensa y la reivindicación de los derechos del colectivo.
En
1978 fue la primera manifestación en Bilbao por la libertad sexual.
Entonces reivindicábamos la depuración de los jueces fascistas,
respuesta a las violaciones y solidaridad con las mujeres, algo tan
vigente a día de hoy. Estos años hemos tenido más motivos para
reunirnos, como la liberación de las lesbianas bajo el lema de “Yo soy
lesbiana, porque me gustan y porque lo quiero ser”, o por ejemplo la
petición de la abolición del sistema penitenciario.
Pero este año,
queremos subrayar y hacer visibles a todas las mujeres del colectivo,
queremos agradeceros toda la lucha que habéis llevado acabo hasta el día
de hoy.
Juntas hemos conseguido importantes y muy visibles
avances.
Sin embargo, no podemos olvidar el inmenso trabajo que queda
aún por delante. La lesbofobia, la bifobia y la transmisoginia son hoy
violencias extremadamente prevalentes y virulentas en ámbitos
institucionales, familiares, interpersonales e incluso dentro de
numerosos espacios feministas, así como en el propio movimiento LGTB+.
A
día de hoy ninguna persona oprimida por el patriarcado y atravesada
tanto por la cisnorma como por la heteronorma vive libre de violencia.
Hablamos de las mujeres trans, madres del movimiento LGTB+ del mundo
occidental. Principal diana de los ataques más violentos, especialmente
cuando son racializadas. Excluidas de numerosos espacios no mixtos por
no ser consideradas mujeres, sino hombres disfrazados.
Castigadas
por la transmisoginia, violencia que no debemos entender como una
intersección entre la transfobia y la misoginia sino como uno de los
pilares del patriarcado.
Un fenómeno en sí mismo que resulta en que las
mujeres trans sean uno de los colectivos más vulnerables a la pobreza,
la marginación social, el trabajo sexual forzado, agresiones sexuales y
muchas otras situaciones de alto riesgo vital.
Hablamos de
mujeres lesbianas, o bien invisibilizadas o bien fetichizadas,
existiendo únicamente en el imaginario sexual y normativo del
heteropatriarcado. Alejadas de la identidad de mujeres por no
relacionarnos sexualmente con los hombres.
Obligadas, también, a
relacionarnos con ellos, lo que junto a la heterosexualidad obligatoria,
conlleva que muchas lesbianas tengamos que identificarnos erróneamente
como bisexuales en algunas etapas de nuestra vida.
Hablamos de
las mujeres bisexuales, invisibilizadas en sus relaciones y deseos para
con otras mujeres. Solo aceptadas socialmente a la hora de relacionarnos
sexo-afectivamente con hombres. Tachadas siempre de heterosexuales
promiscuas, o de lesbianas en fase de negación tanto para la sociedad en
general como para parte del colectivo LGTB+.
Nuestra identidad es
fragmentada en vez de ser comprendida como un Todo, sin mitades o medias
atracciones, sin tanto por ciento de uno o lo otro.
Luchamos
también por nuestros derechos sexuales y reproductivos. Cansadas del
cisheterosexismo médico despreocupado de nuestra salud. Cansadas de las
dificultades de las madres lesbianas al no poder acceder de una forma
consensuada al registro de nuestras hijas.
Cansadas de la obligatoria
esterilización por la que nos hacen pasar a las mujeres trans para poder
ser legalmente reconocidas como mujeres.
Mujeres lesbianas,
bisexuales y trans, también nos encontramos en lucha frente al sistema
heteropatriarcal que nos ha invisibilizado como mujeres en todas las
esferas públicas; las calles, los puestos de poder, la participación
política y social.
Realidad que una vez más, se ve reflejada dentro del
propio movimiento LGTB .
Es por ello que invitamos al propio movimiento y
a las personas que lo conforman a hacer una reflexión acerca de ello: a
observar quiénes son las personas que ocupan los puestos de poder, de
visibilidad y qué realidades y especificidades se están excluyendo; a
preguntarse por qué se generan y se necesitan grupos no mixtos.
Debemos unirnos para enfrentarnos al cisheteropatriarcado en todas sus
manifestaciones, comprendiendo también que no todas nosotras lo sufrimos
de la misma forma.
También nos atraviesan otros ejes de poder. La
supremacía blanca, el capitalismo, el capacitismo... no como apunte a
pie de página, sino como poderosas estructuras sociales que nos oprimen o
benefician según nuestra posición.
Dentro de estas diferencias es
donde debemos confluir y unir nuestras intersecciones, de forma que se
escuchen las voces de las mujeres más vulnerables y convirtiéndonos en
altavoz de todas.
Luchemos juntas contra la cisnorma, luchemos juntas contra la heteronorma y luchemos juntas contra el patriarcado.
GORA EMAKUME LGTB-on BORROKA!
Cita de Audre Lorde:
“Lo que nos separa no son nuestras diferencias, sino la resistencia a
reconocer esas diferencias y enfrentarnos a las distorsiones que
resultan de ignorarlas y mal interpretarlas.
Cuando nos definimos,
cuando yo me defino a mí misma, cuando defino el espacio en el que soy
como tú y el espacio en el que no lo soy, no estoy negando el contacto
entre nosotras, ni te estoy excluyendo del contacto – estoy ampliando
nuestro espacio de contacto.”