Hablar de Lanbide es hablar de un reguero de
víctimas que va dejando a su paso y que aumenta día tras día. Una
administración obsesionada con hacer cacerías humanas continuas para
detectar supuestos fraudes. Su comportamiento raya lo paranoico, la
obnubilación.
De esa conducta paranoica nace otra de agresividad para con los perceptores, a los que tratan como si fueran delincuentes o estafadores;bajo el ojo de Lanbide, todos estamos bajo sospecha. Que el número de afectados casi duplique al de beneficiarios de esta ayuda lo dice todo.
Habría que empezar a hablar en términos de: Afectados y maltratados por Lanbide. Te hacen vivir en un sinvivir, en la angustia, el miedo y el desasosiego, mediante sanciones, correspondencia con sabor amenazante y cartas de pagos indebidos que recuerdan o traen a la memoria al mismísimo impuesto revolucionario.
Son arbitrarios y arrogantes, da igual que el error venga de su pésima gestión, o pagas o te hunden. Porque entre recursos o silencios administrativos, te dejan en la calle y sin comer. Fulminan y retiran la ayuda bajo cualquier pretexto incoherente y disparatado, para después salir airosos, con ese aire cínico y embustero que les caracteriza, dando datos como: en Gipuzkoa 1.362 personas han dejado de cobrar la RGI, es una referencia muy positiva.
Es como si un terremoto fulmina a 5.000 parados y el ministro de trabajo sale diciendo con sonrisa optimista que el paro ha descendido en 5.000 personas en el lugar concreto donde ha tenido lugar el terremoto, y que son datos que demuestran que vamos por el buen camino.
Lanbide se ha convertido en una auténtica tortura para miles de perceptores. Cualquier iniciado en derecho se horroriza al ver cómo un órgano de esta envergadura usa tácticas que son totalmente ilegales… por no decir otra palabra.
Te descuentan dinero de la ayuda por haber (supuestamente) infringido alguna de sus descabelladas normas. Lo de la cuota social de 30 euros se lo pasan por el forro de las narices, de ahí que un mes te quiten 100 euros, otro 200, y otros 150.
Tampoco te notifican el porqué de estos cambiantes y abusivos descuentos, como tampoco te notifican cuánta es la cantidad que les llevas devolviendo. En otros muchos casos, una vez pagada la deuda te quedas con la misma cantidad que percibías durante la deuda.
Es decir, si cuando pagabas la
deuda cobrabas 430 euros (por ejemplo) una vez pagada esta te quedas
igual.
Cuando te retiran la ayuda, con algún procedimiento que como en otras muchas ocasiones tiene como base el error de la propia administración, como es el caso de las famosas declaraciones juradas (te hacen firmar un papel en las propias oficinas, sin informarte que esa es precisamente tu sentencia de muerte) juegan con el factor tiempo, el cual utilizan hábilmente para atosigarte y agotarte, para que así, de esa manera hostigadora, termines por tirar la toalla, y para tu desgracia, salgas más pobre aun y encima endeudado.
Y así podríamos estar hablando aquí miles de horas de miles y miles de casos, cada cual más surrealistas, desproporcionado y cruel.
http://m.noticiasdegipuzkoa.com/2018/02/17/opinion/cartas-al-director/lanbide-siembra-el-terror
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