Pero qué son las Siete Calles de Bilbao
Las Siete Calles de Bilbao son el núcleo originario de la villa. No nos importa que en el momento de la fundación de la “Muy Noble, Muy Leal e Invicta Villa” por Don Diego López de Haro, allá por el año 1300, fueran tan solo tres las calles. No tardó mucho en completarse todo el recinto amurallado con nuevas casas y viviendas que completaron lo que hoy conocemos como tal. Así, para el último cuarto del S. XIV, ya comenzaba a esbozarse la cuarta calle, y mediado el XV ya se conocían las 7 calles con su trazado actual.
Y este es, precisamente, uno de los grandes atractivos que nos ofrece el paseo por las siete calles de Bilbao, sabiendo que son las mismas por las que transitaron los bilbainos de hace más de siete siglos sin haber sufrido apenas transformaciones sustanciales.
Así, en la actualidad podemos ver intacto el trazado urbano de este primitivo Bilbao y su configuración típicamente medieval. Calles rectilíneas y paralelas que conservan su anchura original de alrededor de seis metros. Los solares para edificios siguen siendo estrechos y alargados, cortados por cantones que comunican las calles entre si, como entonces.
Las manzanas de casas, así determinadas, se estructuran de forma tal que se dividen en dos bloques independientes, dando cada uno a una de las calles, en virtud de una estrecha cárcava que los separa longitudinalmente, de forma que cada edificio pertenece a la calle donde presenta su fachada.
Las Siete Calles de Bilbao
Como ya hemos dicho, en un principio fueron tres las calles que dieron inicio al actual Bilbao: Somera (Cimera) o Goienkale, la calle de arriba; Artekale, la calle del medio, también conocida en algún tiempo como “de los francos” (sobra explicar los motivos); y Tendería o Dendarikale, la última, también nombrada como “de Santiago” en otros siglos.
A estas tres primitivas calles pronto se unieron otras cuatro, que copiaron escrupulosamente el trazado urbano de las primeras y que paso a nombrar: la calle de las Pescaderías, hoy conocida como Belostikale (Belaoxtekale propone Javier del Vigo), tiene un nombre de origen incierto, aunque a mí algún experto me apuntó la posibilidad de que fuera “Calle de las Huertas de Atrás” (observando algún plano de la época, la etimología no carece de sentido, aunque ignoro su validez filológica); la siguiente sería Carnicería Vieja, nombre que procede del antiguo matadero que allí se ubicaba; Barrenkale, o calle de El Palacio, en castellano la “calle de dentro”; y Barrenkale Barrena, o de abajo.
Ha sido tradicional y bastante habitual entre bilbainos hablar de las Siete Calles para referirse a toda la Parte Vieja de Bilbao (aunque desde la creación de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo de Bilbao, allá por los últimos años 60 del S. XX , se ha ido diferenciando, poco a poco, lo que es el Casco Viejo de lo que son propiamente sus Siete Calles).
Y es que, si bien existen otras calles de similares características a estas siete primeras dentro del Casco Viejo, también se engloban en él otras cada vez más diferenciadas. Pero éste es un tema para otro artículo específico.
Así que ya sabes, cuando bajes por el Casco Viejo, adéntrate por sus Siete Calles y disfruta de su singular esquema medieval. No son muchas las ciudades europeas que conservan íntegras sus primeras calles. Disfrútalas con calma y fijándote en los detalles.
Qué ver en las Siete Calles de Bilbao
Las Siete Calles de Bilbao comienzan en La Ribera, que, como su nombre indica, es un agradable paseo que transcurre al borde de la ría de Bilbao.
Un buen lugar para comenzar nuestra visita. Además de que resulta muy gratificante pasear al cobijo de sus arcos, que nos protegen del agua cuando llueve y nos dan sombra si hace sol, si echamos la mirada a lo alto, podemos observar las originales pinturas al fresco que decoran sus techos desde hace algunos años por iniciativa del Ayuntamiento.
Los Arcos de La Ribera van desde Somera hasta Carnicería Vieja, por lo que, paseando por ellos, podemos ver el inicio de cinco de las Siete Calles y, andando solo un poco más, las dos restantes. Así mismo, nos podemos fijar también en el famoso Mercado de La Ribera, el más grande mercado de abastos de Europa.
Piérdete por sus calles, no tienen pérdida, o bien sales a la ría, o bien a las proximidades de La Catedral, y siguiendo en la misma dirección, también de vuelta a la ría. Disfruta de su frescor en verano. Normalmente, estas calles se mantienen varios grados por debajo de la temperatura predominante en el resto de la ciudad debido, precisamente, al diseño angosto de sus calles.
En algún tiempo, incluso era posible andar por ellas sin mojarse cuando llovía debido a la amplitud de los aleros de sus casas, aunque tuvieron que prohibirse por el alto riesgo que entrañaban al favorecer la propagación de incendios.
También podrás disfrutar mirando los escaparates del comercio local que aquí se aloja, prácticamente ajenos a franquicias y grandes superficies comerciales y, cómo no, paladear los pinchos y dulces más típicamente bilbainos que nos ofrecen hosteleros y pasteleros locales.
Atraviesa por los cantones y observa su diseño con doble vertiente de aguas a sendas calles. Fíjate en las puertas que hay en lo alto de cada tramo del cantón. Son las puertas de acceso a las cárcavas y desde donde, en época estival, se vertían las aguas para limpiar y refrescar las calles.
Los cantones, según nos informa Manuel Basas, carecieron de nombre hasta 1976 y después de largas peripecias hemos alcanzado la actual nomenclatura. Hoy se conocen, uno como cantón de Julián Echevarría “Camarón” y de Alejandro de la Sota el otro.
Visita Somera y fíjate en que es la única de las siete que tiene un tramo en curva. Ello se debe a la vuelta que daba la muralla, sobre la que se apoyaban los edificios en este tramo, para poder cerrar el cerco defensivo. Al terminar la curva de la calle nos encontramos con el Portal de Zamudio, la única puerta de la ciudad hacia el norte, hoy desaparecida.
Date un paseo por las Iglesias de las Siete Calles de Bilbao que, aunque han sufrido bastantes modificaciones desde aquellos tiempos iniciales de la villa, siempre aportan, no sé por qué, un incuestionable aire medieval. San Antón, emblema de la villa, es fruto de la reconversión del viejo alcázar que vigilaba el puente del mismo nombre que daba acceso a la villa en aquellos tiempos del medievo.
La Catedral, por su parte, es la Iglesia más antigua de Bilbao, con orígenes anteriores a la fundación de la villa. También los Santos Juanes, inicialmente colegio de jesuitas y primer edificio monumental que se construyó en Bilbao extramuros de la villa. La cuarta parroquia, San Nicolás, aunque se encuentra un poco más alejada de las Siete Calles, en El Arenal, presenta una magnífica colección de escultura.
Espero que te haya gustado este breve paseo por las Siete Calles y que te animes a participar con nosotros en este nuevo proyecto que hoy comenzamos. Se agradecen todos los comentarios, correcciones y debates que puedan surgir.
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