Turismo a rebosar en Bilbao, algo tendrá sin ser Ibiza o Marbella…
Una de las cosas que más ilusión me hace en la vida, así de tontina soy, es ver mi Bilbao rebosante de turismo.
Cuando me fui a vivir fuera siendo una niña, el turismo en mi ciudad
era nulo o residual de algún surfero despistado que venía de Donosti, la joya de la Corona Vasca. Así que para mí por aquel entonces un turista era lo más parecido a un marciano. Pero lo peor era cuando comencé a viajar y me preguntaban, ¿Inés, de dónde eres? De Bilbao, España, Europa… ¡Uyyy! ¡Qué sitio más feo! 😡
Esto era lo más agradable que escuchaba cuando no entraban en temas políticos que me enervan…
Y así, muchos, muchos años. Mientras, la Capital de mi Mundo comenzaba su gran transformación, ya que recién acabábamos de terminar las obras de un museo llamado Guggenheim. Palabra por cierto, que si en aquel momento ninguno éramos capaz de pronunciar y menos escribir, como para imaginar la revolución turística que se nos avecinaba (aiba la hostia).
Así que ahora cada vez que paso en Bilbao unos días, y más en verano, miro a los turistas como si fueran extraterrestres en mi propia casa y me dan ganas de abrazarles a todos y de decirles cuáles son los pintxos más típicos, las tiendas más artesanas y los barrios más repreciosos.
Amén de las folclóricas. Lo que no les cuento es cuáles son los lugares
secretos donde me escondo con mi cuadrilla de toda la vida y que solo
unos pocos locales conocemos por aquí.
Nada como la privacidad y anonimato para ser completamente libre.
Para ese turismo inteligente, que va
más allá del calor infernal y las fiestas sin control en otros puntos de
la península de cuyo nombre no quiero acordarme, aquí va una breve pincelada de como echar una tarde en amor y compañía, en la calle con más encanto que conozco hasta la fecha y me tengo por una mujer viajada: la calle Ledesma en Bilbao, Euskadi, España, Europa…
Valeeeeeee… la gastronomía, los pintxos y demás son un tirón turístico importante pero es necesario conocer “miss tips” para no quedarte sin sentido ante una barra infinita, donde te encuentras un montón de pequeñas tostadas, bocadillos y bocados que a saber lo que tienen dentro. Lo primero, se llaman PINTXOS. Sí PINTXOS con su “tx” de toda la vida, aunque a algunos les “txirrie”.
Y normalmente están hechos con mucho amor de ingredientes comestibles y muy ricos. Con lo que si no eres alérgico y te gusta todo, arriésgate y prueba. Tienes las míticas Gildas que puedes probar en casi cualquier lugar pero te recomiendo las del Promenade.
Bonito con Alegría, es decir que pica y mucho; Hojaldre
de Foie con Manzana, Plátano relleno de Ibérico con Roquefort, el
infalible Pimiento relleno de Txangurro, la Milhoja de Patata con
Camenbert y Boletus o la exquisita Trufa de queso, todo en El Molinillo.
Yo era una persona muy, muy feliz en la vida sin que me gustaran las ostras pero ¡¡OSTRAS!!, fue dar a luz, y cambiarme el gusto por completo. Ahora no hay día que pase en Bilbao que no me escape a El Puertito a por unas Utah Beach o Gillardeau.
No se sí es por lo afrodisiaco del tema o porque un godello y una ostra
parece un manjar divino.
Si ya de postre culminas con los helados artesanos de La Dolce Vita pues se me ocurren pocos planes mejores Por cierto, también tienes el 18 Lobster Bar (que no pude fotografiar porque estaban en un rodaje) para pedir unos de sus famosos rolls y alguna que otra tienda de moda
IMPRESIONANTE donde “picar” para ti y para los niños.
De momento os dejo este avance pero prepararos para una dosis de Turismo Vasco en las próximas semanas, que salvo una escapada con mi pequeño Mateo a Portugal de desconexión absoluta, el resto el mes lo paso en casa, en mi tierra y con mi cuadrilla.
Un gustazo que gracias a Dios me permito cada año pase lo que pase.
Falda cuadros vichy y camisa básica de Alicia Rueda con sneakers de Paredes
http://blogs.mujerhoy.com/miss-experiences/2017/07/27/turismo-rebosar-bilbao-algo-tendra-sin-ibiza-marbella.html
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