Que «no cuela»
El rincón del protestón
Tengo meridianamente claro que, desde un punto de vista arquitectónico, la plaza de torturas de Bilbao
carece de valor o interés alguno. Tampoco dispone de ninguna protección
patrimonial o cultural. De hecho es una edificación más bien fea, con
una estética de mole de hormigón habitual en muchas construcciones de
bajo presupuesto y rápida construcción habitual en los años 60 del
pasado siglo.
Algo diferente ocurría con la anterior edificación. La construcción de la primera Plaza de Vista Alegre de Bilbao, que actualmente tendría un reconocido interés patrimonial y estético, fue obra del arquitecto D. Sabino Goikoetxea Etxebarria, por contratación de D. Ángel Iturralde.
Los terrenos costaron 37.500 pesetas, y la obra ascendió a un total de
416.759 pesetas. Se inauguró el 13 de agosto de 1.882 y tenía un aforo
para 12.394 personas.
Pero
la plaza permaneció en pie hasta el 5 de septiembre de 1.961, cuando un
incendió ocurrido de madrugada la destruyó (yo no había nacido… por si
acaso).
Así, pasados poco más de nueve meses, el 19 de junio de 1962, se
inauguró de prisa y corriendo y con materiales de pésima calidad la
actual plaza de Vista Alegre.
Esta vez el arquitecto fue D. Luís de Gana y Hoyos, y para su construcción se contó con la colaboración del Ayuntamiento de Bilbao, la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación y la entonces Diputación Provincial de Vizcaya. Su aforo es de 14.725 espectadores.
Hay quién dice que le llamaron «La Plaza del Parto» (por lo de los nueve meses de construcción).
Pero bueno, historias al margen, ¿Cuánto vale a día de hoy la plaza de torturas de Bilbao? Curiosamente nos encontramos con una importante discrepancia entre el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación Foral de Bizkaia sobre el valor de ese patético edificio.
Según la web de la Diputación el Valor Mínimo Atribuible (VMA)de la plaza es de 10.760.367,31€ y según el Ayuntamiento es de 1.257.735,19€.
Ante esta notable diferencia el Ayuntamiento toma «su valor» para calcular el alquiler de la plaza y lo establece en 6 veces menor al que marca la Ley
y «celebra» que alquilará la plaza por el estupendo canon de 105.000€,
como si fuera el gran negocio del siglo para las arcas públicas.
Otra
cosa es que el previsible adjudicatario haya doblado la cantidad en una
cuidada operación de imagen (que en la jerga del Derecho Administrativo
conocemos como «barnizar plicas«), algo que, evidentemente «no cuela» ni se corresponde a un criterio «normal» para un alquiler tomando por base el VMA estipulado por nuestra Hacienda Foral que, al fin y al cabo, es por el que nos regimos todas y todos en Bizkaia (Bilbao incluido).
Y es más, el Ayuntamiento de Bilbao se permite enmendar la plana a la Diputación Foral de Bizkaia «recomendándole» que revise la valoración. Así, porque yo lo valgo.
¿Se imagina algún lector o lectora «recomendando» a la Hacienda Foral cual es el VMA de su vivienda? Pues éso…
Iñigo Landa Larrazabal
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