El histórico café El Tilo reabre hoy sus puertas convertido en El Tilo de Mami Lou.
Imagina esta escena: gran empresa que tira de talonario, compra un local histórico de Bilbao y lo ‘recupera’, con escaso éxito, olvidando su esencia. Lo hemos visto más de una vez, ¿verdad? José Mari Zamacona no quería que eso le ocurriera a El Tilo.
Él paso toda su vida detrás de la barra de este café histórico de Bilbao y cuando decidió jubilarse no quiso dejar ese pedacito de historia en manos de cualquiera. Además, no es sólo historia de Bilbao. El Tilo también es la historía de la familia Zamacona desde 1910.
Pese a las ofertas, El Tilo cerró la persiana cuando José Mari se jubiló. De eso hace ya un año. Colgó el cartel de ‘se alquila’ y ¿sabes quién llamó nada más verlo? Alain y Natalia, el matrimonio que regenta desde hace 5 años la bakery Mami Lou Cupcake.
Hicieron esa llamada creyendo que jamás podrían permitirse aquel local, con el que tantas veces habían fantaseado al pasar. Y no ha sido nada fácil. Pero nadie como ellos podía recuperar El Tilo, mimando esa esencia que hizo de él un lugar especial. Desde hoy, es El Tilo de Mami Lou.
Todos hemos cedido y, al final, estamos encantados con el resultado
Antes de continuar, vamos a responder la pregunta del millón estos días: ¿qué ha ocurrido con los frescos? Siguen intactos en las paredes de El Tilo de Mami Lou.
Por si acaso no sabes de qué te hablo, los frescos que decoran este local son una de las primeras obras del muralista bilbaíno Juan de Aranoa. Son escenas románticas del Bilbao de principios del siglo XX: una aldeana, una joven en carro de caballos y, por supuesto, el árbol que dio nombre al bar.
Porque, ¿sabes de dónde viene el nombre de El Tilo? Durante 132 años, un hermoso tilo presidió el paisaje del Arenal bilbaíno. Se convirtió en un emblema para la villa e inspiró a escritores y artistas de renombre.
Unamuno, Trueba, Ramiro de Maeztu y Ortega y Gasset crearon algunas de sus obras bajo su sombra. Incluso Zuloaga lo pintó para la Sociedad bilbaína Kurding Club. Y El Tilo tiene tanta historia como el árbol que le bautizó.
Nos quedamos ojipláticos cuando entramos a ver el local y el vestíbulo del edificio. Es maravilloso.
No es para menos. El número 1 del Arenal, frente al teatro Arriaga, era la casa palacio del noble bilbaíno Jacinto de Romarate Salamanca. Y lo que hoy es El Tilo de Mami Lou, eran sus caballerizas.
El padre de José Mari, Pedro Zamacona, lo convirtió en un bar en 1910. Y lo hizo a conciencia. Ni siquiera las inundaciones del 82 consiguieron acabar con sus maderas nobles.
Durante más de un siglo, en El Tilo se han servido cafés con música clásica resonando en las paredes. Un pequeño oasis de tranquilidad para los bilbaínos y también para muchos de los artistas que venían al Arriaga, claro.
Natalia y Alain saben lo que es respetar la Historia y las raíces. Su propio negocio, esa encantadora bakery de repostería belga, está inspirada en la abuela de Alain y sus recetas. Ahora, van a conjugarse dos historias familiares y la propia historia de Bilbao.
Y por cierto. El Tilo de Mami Lou nace con varias novedades respecto a su hermano mayor, que seguirá abierto en la calle Barrainkua.
Ya no va a ser todo dulce. Habrá algún desayuno salado y, sobre todo, un almuerzo ligero para el mediodía: focaccia de salmón ahumado y ensalada, o pan con jamón, tomate y ensalada mediterránea
El salmón, el pan, el aceite… Todos los ingredientes son de productores vascos. Hemos puesto mucho empeño en ello.
- La segunda novedad: ¡gofres! No podíamos tener una bakery belga sin gofres.
- Y la tercera: tienen 2 grifos de cerveza. Han elegido La Salve. También tienen una selección de cervezas belgas especiales que maridan a la perfección con sus dulces.
Por lo demás, los dulces caseros deliciosos que han hecho famosa a Mami Lou: los cupcakes, bizcochos, cheesecake… Y esos batidos, smoothies de fruta fresca, chocolate recién hecho, cafés e infusiones.
Todo está buenísimo, pero creo que no es sólo eso lo que nos hace volver a Mami Lou. Es esa sonrisa que encontramos siempre detrás de la barra, ¿no crees?
Bueno, desde hoy mismo les tenemos en pleno Arenal bilbaíno y recuperamos un café histórico. ¿Qué te parece?
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