Lo que no entiende Urrutia: el debate simbólico
Los sucesos alrededor de la celebración del triunfo del equipo femenino del Athletic nos han dejado, más allá de las anécdotas, un interesante debate sobre el valor de la comunicación y la torpeza en el uso de esta herramienta. La cuestión se ha centrado sobre si debiera o no haberse proporcionado a las chicas del Athletic, ganadoras del título de liga, un recibimiento en gabarra, siguiendo la tradición simbólica iniciada en los años 80, con los títulos del equipo masculino.
El propósito tenía dos razones: equiparar a las mujeres en honores a los hombres y proyectar un simbolismo en la igualdad, que es uno de los caballos de batalla de nuestra sociedad.
Treinta mil firmas avalaron la petición a la Junta del Athletic para que se diera a las triunfadoras el icono de la gabarra. Los directivos del Club hicieron caso omiso y decidieron hacer el mismo recibimiento y celebración que el último al campeón de la superliga, hace dos años. Sin gabarra. Esta misma petición la hicieron líderes políticos y organizaciones como Emakunde, por pura lógica de igualdad y sentido común.
Los que solicitaban este icono ya sabían que la vieja gabarra no era navegable y que un recorrido tan amplio por la ría podría deslucir el acto, por excesivamente ambicioso y poco realista. Y también sabían que el fútbol femenino no tiene ni el diez por ciento de importancia social. Lo sabían de sobra.
Lo que estaban pidiendo es una adaptación simbólica entre campeones, una reivindicación pública, conceptual, en el plano social. No pedían más. Pedían dignidad simbólica para las chicas del Athletic y, de paso, para todas las mujeres. Se podría haber habilitado otra embarcación, otra gabarra navegable para el acto. Y haber acotado el viaje por la ría a un tramo más corto. Se podría haber hecho un esfuerzo creativo, imaginativo, con sentido práctico pero también ético y estético.
Pero no. El presidente Urrutia decidió lo más sencillo y, además, nos abroncó a todos en los mismos actos de celebración. Eligió el tono desabrido que le es propio. Y decidió aprovechar los actos públicos para justificar su cortedad comunicativa y su insensibilidad social. Nos echó una buena bronca. ¿Quién aconseja a este hombre? Es verdad que la prensa hace poco seguimiento del fútbol femenino. Que apenas mil personas van a Lezama a ver sus partidos. Y que la gente se apunta a caballo ganador desconociendo el trabajo diario que hay detrás. ¿Y qué, señor Urrutia? No es gracias a usted, sino a quienes en su día apostaron por el equipo femenino.
Usted, Josu Urrutia, no ha entendido nada. Usted no ha escuchado el clamor de un gesto por la igualdad. Usted no ha tenido sentido creativo de este momento. Usted no está en la calle, ni en la sociedad. Usted no sale del palco. Hubiera sido tan importante, tan bueno para el Athletic, tan bueno para la causa de la igualdad, que ellas hubieran tenido lo que era justo, la gabarra, que se merece los pitos que recibió el día de la celebración.
No merece ser presidente del Athletic. No solo es un negado para la comunicación, que ya lo había dejado usted acreditado otras veces. Usted es un negado para esta sociedad. Y produce vergüenza. Usted no entiende el valor de lo simbólico y su importancia para una gran causa, la de la igualdad. Todas las causas justas necesitan de grandes gestos, porque anteceden su definitivo triunfo y acortan su tiempo de lucha.
El debate icónico es cultura en estado puro. Algunos, como Urrutia, no lo entienden. Y es un problema intelectual, pero también de corazón. Una pena, pero ha sido positivo este debate, por ser auténtico.
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