Nos hacemos eco de este interesante artículo publicado en borrokagaraia
Artículo de colaboración para Borroka Garaia da!. Autor: Alvaro Hilario
El autodenominado efecto Guggenheim -el Ferrari al que hay que echar gasolina, que dijo José Luis Bilbao-, su tirón para reciclar Bilbao en ciudad de servicios apoyada en la precariedad del empleo y los bajos salarios en hostelería y comercio, lleva camino tanto de hundir la ciudad en la mediocridad y vulgaridad globalizadas como de privar a la misma de futuro.
Sábado, 26 de marzo, por la mañana, Iñaki Astigarraga, conductor del programa “La flor de la canela”, en Radio Popular de Bilbao, pide la opinión de Arturo Trueba, colaborador habitual suyo y director de “La Ría del ocio”, sobre la oferta cultural y de esparcimiento de Bilbao y Bizkaia para Semana santa. Trueba, otrora militante de LKI, de vacaciones en una estación de ski, aprovecha la ocasión para reclamar la apertura de tiendas y bares en festivos, demanda a la que Astigarraga, otro portavoz del Bilbao chirene y de siempre, se une de inmediato. Ninguno de los dos tiene tienda, manifiestan complacidos con su ocurrencia.
“El Correo español” dedica también, en su edición del día anterior, buen espacio a mostrar la imperiosa necesidad que Bilbao, sus habitantes y turistas tienen de comercio abierto en días feriados. No falta una entrevista con el alcalde, Juan María Aburto (PNV) quien preguntado por la apertura de comercios en períodos como Semana Santa, indica que «no es que sea un empeño», a la vez que señala cómo Bilbao tiene que ser «una ciudad cada vez más atractiva y que el turismo sea una fuente de ingresos». «No es un tema para polemizar sino para, poco a poco, ir avanzando», añade.
Es sábado de gloria, un día laboral calzado entre festivos. Bajo a la calle y, desde el barrio, voy andando hasta las Siete Calles, atravesando Deusto, Indautxu, el Ensanche y la Gran Vía. Solo los comercios ligados a multinacionales y franquicias, con lemas en inglés adornando sus escaparates, permanecen abiertos, a pesar de lo cual pocas personas y menos turistas entran en ellos. En los barrios periféricos, desiertos, solo algún ultramarino o panadería de guardia atienden al público.
En torno a esta cuestión de acabar con el derecho al descanso semanal de la plebe asalariada -la libertad de horarios comerciales, según el léxico de nuestros gobernantes, lobbys y sus cajas de resonancia- «no tendría que haber polémica, sino mucho diálogo», opina el alcalde Aburto. Y aunque no sea un «empeño» del Ayuntamiento, lo parece: consumidores, mano de obra, sindicatos y patronal están en contra de la libertad de horarios y de la apertura en festivos. Txomin Telletxea, presidente de Ezkerraldenda (asociación que reúne a 1.500 comercios de Margen izquierda y Zona minera) y miembro del comité ejecutivo de CECOBI (patronal del comercio de Bizkaia), me señalaba el año pasado (1) que «para poder competir (con las grandes superficies y franquicias) en horarios, con uno y dos empleados de media, deberíamos comer y vivir en la tienda.
Por otro lado, ya se vio qué sucedió en Madrid en tiempos de Esperanza Aguirre: la liberalización de horarios ni creó empleo ni sirvió para incrementar las rentas».
Negando la terca realidad, apoyándose en el dato de que más del 80% de las plazas hoteleras de Bilbao están ocupadas en Semana santa (obvia el dato de que la media de pernoctaciones es de dos noches), Aburto señala a “El Correo español” que «La cuestión más importante es la que tiene que ver con la generación de actividad económica. En Bilbao tenemos una tasa de paro en torno al 17-18%, que está por encima de la media de la Comunidad Autónoma. Generar actividad económica para crear empleo es una de las obsesiones del equipo de Gobierno y, por eso, intentamos generar posiciones para que Bilbao pueda ser un lugar de atracción para empresas que se quieran establecer y para que las que estén no se vayan».
Vistas las posturas, parece ser que el Ayuntamiento de Bilbao y el PNV persisten en una política de empleo, de redistribución de rentas, basada en la hostelería y el comercio, el sector servicios que, en 2012, según datos de Eustat, ocupaba al 87,60% de la masa asalariada de Bilbao (77,70% de la comarca). Recordemos que el sector servicios, hoy en día, se apoya en la precariedad y en los sueldos míseros (más aún en el caso de la juventud). Nos acercamos, en cierto modo, a la realidad de la Euskal Herria continental, turística y balneario, esa realidad que tan distante se veía desde el lado peninsular hace 25 años.
Ciudad adocenada
Parece, por lo tanto, que el Ayuntamiento se pone de parte de las grandes superficies comerciales, de las multinacionales, de las franquicias, de ese conglomerado empresarial que valiéndose de las sucesivas reformas laborales y el elevado precio de los alquileres ha arrinconado y desplazado al comercio propio, a los productos propios y de proximidad, haciendo de Bilbao una ciudad cada vez más parecida a cualquier otra de la Península o Centroeuropa. ¿Querrán los turistas seguir visitando Bilbao para comer en establecimientos de comida basura y hacer compras en las mismas franquicias que tienen en sus ciudades de origen?
Mientras tanto, los barrios periféricos se pueblan de persianas cerradas ante la imposibilidad que tienen el comercio tradicional y los artesanos de competir con los precios de las multinacionales, mecanismo del que es parte fundamental una población con fuertes tasas de desempleo (Bilbao, 18%; Comarca, 18,8%; Margen Izquierda y Zona Minera, 19,3%) y salarios bajos, elementos que le empuja a las opciones de consumo barato que ofrecen, obvio, esas multinacionales, adalides de la precariedad y del abuso laboral. Malvada pescadilla que va tras su cola.
Las peculiaridades de la oferta comercial o gastronómica de Bilbao, esa singularidad que persigue el que viaja, quedan sepultadas y nuestro futuro queda en manos de las deslocalizaciones y los mercados, que es como se autodenominan los especuladores de todo tipo. Son abortados modelos de economía local, de proximidad, primera trinchera, por ejemplo, contra el cambio climático, por la defensa de unas relaciones humanas que trasciendan el modelo capitalista. No hablaremos de desarrollo y pleno empleo, quimeras y mentiras del sistema, pero sí de futuro y, por qué no, felicidad
Nuestra cultura y nuestro idioma son, sin lugar a dudas, lo más conocido de Bilbao, de Euskal Herria, más allá de nuestros límites. Lo mismo que gran parte del turismo vasco, por ejemplo, persigue el rastro del gaélico, occitano, corso o frisón en nombres de calle, metro o bares es lógico pensar que muchos de nuestras visitas busquen lo mismo. Este legítimo reclamo, sin embargo, es también despreciado por Ayuntamiento de Bilbao y Diputación de Bizkaia quienes en busca de no se sabe qué tipo de cosmopolitismo mal entendido bautizan en inglés tanto eventos como infraestructuras: Bilbao Exhibition Center, Urdaibai Bird Center, Shopping eguna, Gangas market, Basque Fest… Lo de fest tiene gracia, si no, que les pregunten a los Pogues.
La realidad, empero, es terca, insistimos. La procedencia del turismo que llega a Bizkaia (similar al de toda la CAV) es, según datos de Eustat, la siguiente: 52% de procedentes de comunidades españolas, un 18% del País Vasco y un 30% de extranjeros; de este último 30%, un 23% son ciudadanía francesa; 10.5%, de Alemania; 7.4%, Iberoamérica; 7,1%, italianos; y anglosajones (Gran Bretaña, Canadá, EEUU), 17%.
Como cantaban Los Nikis, «Canto en inglés, no entiendo lo que canto porque está en inglés».
La minoría hegemónica al mando
Nuestro bienestar material, cultural y social, nuestro pasado, nuestra singularidad, nuestros modelos de relaciones humanas y económicas desaparecen a instancias de la globalización con la aquiescencia de una burguesía no nacionalista sino paleta, más bien; burguesía que identifica progreso con hacer dejación de lo nuestro, con dejarnos laminar por las corporaciones.
Se lamenta del lamento turistil ante una ciudad sin vida nocturna esa minoría hegemónica que, tan graciosamente, tan chirene, se la cargó a base de persecución policial, euro, desempleo, ordenanzas y multas. Esa minoría hegemónica y paleta propietaria del discurso y del reflejo de la Historia. Sembradores de individualismo e insolidaridad.
En este sentido, en lo matemático de la minoría hegemónica, para terminar, rescato unos números que Enrique Hoz da en la web de la CNT vasca (2) : «Voy a los números para desmontar la patraña de la mayoría absoluta de Azkuna. En las Elecciones Municipales de 2011, en Bilbao se contabilizaron 169.960 votos -el 61,14% del Censo Electoral (CE)- y la abstención fue de 108.039, el 38,86% del CE. PNV obtuvo 74.302 votos y se le asignaron 15 concejales sobre 29. PP, 29.046 votos, 6/29. BILDU, 23.933 votos, 4/29. PSE-EE, 22.680 votos, 4/29. (…)
Gana la abstención y en segundo lugar se encuentra el PNV con Azkuna a la cabeza, obteniendo 74.302 votos, que supone el 26,72% del CE. A partir de aquí se produce la magia de la farsa electoral que transforma mediante la Ley D’Hont un 26,72% de votos en las urnas, en un 51,72% de representatividad en el ayuntamiento, 15 concejales sobre un total de 29.
Azkuna/PNV consiguió una mayoría absoluta con un poco más de la cuarta parte de los votos del CE.
A la vista de estos números, no hay lugar a dudas: resulta bastante complicado sostener que la mayoría de bilbaínos ha querido que Azkuna sea su alcalde. Sin embargo, se insiste en sostener tal falsedad y hay que tener la cara muy dura para seguir defendiéndolo.
Pero es lo que tiene el Poder, que hace ver mayorías donde no las hay y aceptarlas a los que participan en ese circo».
Así, que, aún sin haber empeño, el Ayuntamiento y ciertos medios de comunicación construyen sin descanso otra realidad, una realidad más amable con algunos intereses económicos que, obvio, no son los de la mayoría.
1. Cuadernillo Ezkerraldea-Meatzaldea, página 7; repartido con el diario GARA el 27 de noviembre de 2015.
2. http://www.cnt-sindikatua.org/index.php/es/todas-las-opiniones/752-consideraciones-en-relacion-a-inaki-azkuna.html
http://elperiodistacanalla.net/2016/03/29/estan-convirtiendo-bilbao-en-un-lugar-vulgar-triste-y-sin-futuro/
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