Escuchar un coro interpretando canciones dedicadas a Santa Águeda es emocionarte, es saber que estás siendo testigo de una tradición con muchos siglos de antigüedad.
No deja de tener su fondo religioso, ya que Santa Águeda fue una virgen y mártir del siglo III de Catania que despertaba el interés del procónsul de Sicilia, quien fue rechazado por la joven que había consagrado su vida a Jesucristo.
Él no dudó en ingresarla en un lupanar como castigo pero, milagrosamente la que luego se convertiría en santa, conservó intacta su virginidad. Eso enfureció más a aquel noble por lo que ordenó que le cortaran los pechos. Murió al ser arrojada a carbones ardiendo.
Es protectora de las mujeres y patrona de las enfermeras.
En Euskadi la homenajeamos saliendo a cantar por los pueblos y barrios de nuestras ciudades, en grupos o cuadrillas con makilas, (palos) que golpean en el suelo al ritmo de la canción.
Es habitual que algunos de los miembros del coro lleven una bolsa para recoger los donativos del público que disfruta con sus coplas, para luego ser entregado a una buena causa.
El coro de los bomberos también participa en esta festividad y hoy a las once de la mañana acudían al Ayuntamiento a cantar ante los miembros de la corporación municipal. También han cantado en el edificio anexo mientras varios bilbaínos esperaban su turno para realizar gestiones administrativas.
En la plaza Unamuno el coro de Gorliz interpretaba otra versión de la misma canción.
Sigo mi ruta por el Casco Viejo y me dirijo a la plaza Nueva donde el coro de Arratia, perfectamente ataviados con el traje de aldeanos, han conseguido que nadie respirara escuchando tan magníficas voces.
Los más pequeños tampoco han querido perderse un cita con Santa Águeda. Es tranquilizador comprobar que la tradición no se perderá.
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FOTOS Y VIDEO : ANDONI RENTERIA
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