lunes, 28 de diciembre de 2009

El refugio de Rekalde


El Módulo Psicosocial cumple 35 años ubicado en el mismo lugar y dando asistencia a las mujeres
QUIÉN iba a predecir que lo que empezó siendo una ayuda local se convertiría en un referente estatal? Cuando a mediados de los años setenta, un grupo de jóvenes revolucionarios decidieron desafiar al contexto histórico que estaban viviendo y atajar el acuciante problema de alcoholismo en el bilbaino barrio de Rekalde, no se imaginaron que terminarían asesorando a mujeres de diferentes puntos de Euskadi y, mucho menos, siendo el embrión de los hoy incontables pisos de acogida para mujeres maltratadas repartidos por toda la península. El próximo ejercicio cumplirán 35 años de labor social.
Hay que remontarse a 1975, año en el que el doctor Javier Aizpiri estaba inmerso enunacampañade lucha contra el alcoholismo. Por aquel entonces, la Asociación de Familias de Rekalde ya contaba con un gran peso entre sus vecinos. Juntos apostaron por la apertura de un centro asistencial en el que poner remedio a esta enfermedad. “Teníamos un sentido de revolución y creíamos que podíamos hacer algo”, recuerda Aizpiri.
“Creía que, si el alcohol se había generado en un medio social, había que luchar para cambiar el medio, no sólo al enfermo. Se debía conseguir a través de la energía. Que el enfermo cambiase de hábitos y que utilizase suenergía para ayudar a los demás y cambiar todo”, explica. Pero llevar a la práctica esta necesidad social no fue tarea fácil. Falta de recursos, oposición,momentohistórico complejo… Los taberneros fueron los primeros en poner el grito en el cielo. Y no hablamos de uno o dos bares ya que, como explica Begoña Linaza, fundadora también de esta iniciativa, los hosteleros teníanmucha presencia en el barrio. “Entonces había cuatro farmacias, dos librerías, una biblioteca y más de cien bares”. Y por si esto fuera poca tentación, “vendían alcohol en todas partes, hasta en la panadería”. El doctor recuerda que lo primero que hicieron “fue quitar los basureros porque nos encontramos que Rekalde estaba dejado de lamanode dios. Así que comenzamos una campaña para impulsar la limpieza y le pedimos al alcalde Castañares un local donde empezar a trabajar”.
Habilitado un pequeño local en la calle CamiloVillabaso, el doctor Aizpiri, su mujer yBegoña Linaza, entre otros, se pusieron manos a la obra. Así nació en Rekalde el primer centro que trabajaba “lo que no entraba en la red oficial de sanidad: alcoholismo, drogas y planificación familiar. Tuvo una acogida brutal. Fue un mecanismo de liberación en un momento histórico muy complicado”, especifica. Entonces surgió la pregunta: ¿qué nombre poner al nuevo centro? “En la entrada de Rekaldeberri había una fábrica de muebles y me fijé que ponía módulos. Y se me ocurrió: Módulo de Asistencia Psicosocial. Esto fue lo que enganchó porque cabían todas las alternativas de tratamiento”. El alcoholismo y su repercusión en la familia fueron las principales preocupaciones del módulo en su primera etapa. “Los problemas familiares y económicos que provocaba el alcohol eran terribles, además de los malos tratos. Había muchas palizas y no existía la legislación de ahora”. Cuando vieron las condiciones de estas mujeres introdujeron la planificación familiar en el módulo.
Las mujeres encontraron en este centro lo más parecido a un refugio y una oportunidad para salir del “círculo” al que estaban predestinadas. No solo les indicaban el camino para salir de esta espiral de malos tratos y vejaciones en la que se veían inmersas, sino que intentaban que se valorasen descubriéndoles sus cualidades personales. “Queríamos que se hicieran valer”, explica Linaza.
La mejor propaganda en aquel momento era el boca a boca. Y fue efectiva. “Se conocían todas y cuando venía una, al día siguiente venían todas a la vez. Iban al mercado y se contaban entre ellas. Cuando pusimos en marcha la planificación familiar aquello cogió una velocidad… En un mes vino gente de toda Euskadi”, cuenta Aizpiri. Así surgió el primer piso de acogida de mujeres maltratadas. Las mismas manos que, no sin dificultades, levantaron el módulo, aún tenían fuerza para construir un piso refugio. “Fue el primero enelEstado y se abrió en el centro de Bilbao. Acogimosa mujeres y niñas maltratadas”, recuerda Linaza.Pero pronto se quedó pequeño. “Así que tuvimos que abrir otro”.
Que del Módulo Psicosocial de Rekalde derivó el primer piso de acogida para mujeres maltratadas quizá sea su secreto mejor guardado. Más difícil ha sido ocultar el éxito que aún hoy perdura.Aunque la asistencia que presta se ha adaptado a los nuevos tiempos, sus puertas llevan casi 35 años abiertas a todas las mujeres del barrio.


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